top of page
Foto del escritorescaladaosteopatia

La importancia del suelo pélvico

Por la importancia que tiene, se han puesto de moda los ejercicios del suelo pélvico, pero la mayoría de la gente no tiene claro que es exactamente y la función que desempeña.

Como el nombre indica, el suelo pélvico hace referencia a la pelvis, así que repasemos que es.

La pelvis es un conjunto de huesos que asemeja un anillo con forma de embudo que junta los miembros inferiores con la columna vertebral. Aquí se alojan órganos del sistema digestivo y pasan vasos sanguíneos y nervios destinados a los miembros inferiores. Este embudo permite que el aparato digestivo, y el sistema urinario y genital tengan salida al exterior del cuerpo. Existen diferencias entre la pelvis femenina y la masculina. La principal radica en que la femenina se forma por huesos más pequeños con una distribución que hace que la parte superior sea de mayor tamaño para permitir el paso del feto durante el parto.


Los músculos que hacen que no nos desparramemos por debajo.
Conjunto de músculos del suelo pélvico.

Dentro de la pelvis encontramos el suelo pélvico; que es el conjunto de tejidos que ha modo de barrera realizan función de contención cerrando la pelvis en su cavidad inferior. Se compone de ligamentos, tejido conjuntivo y músculos que tienen su origen en el pubis y van hacia la vagina, la uretra y el recto, llegando en algunos casos al sacro y al coxis. Este conjunto anatómico tiene gran capacidad dinámica, lo que significa que se adapta a los cambios posturales cuando nos movemos, generando la tensión necesaria para mantener nuestros órganos en su sitio. Por este motivo es tan importante tener un suelo pélvico en buen estado; si el suelo pélvico se debilita y pierde su tensión, provoca que los órganos y el resto de estructuras que sostiene desciendan perdiendo su lugar correcto en nuestro organismo y terminen por alterar su función llevando a una serie de problemas.

La musculatura que forma el suelo pélvico tiene un funcionamiento muy complejo, ya que no solo tiene función de contención y soporte. Además es básico para una buena función sexual, tanto en hombres como en mujeres, e influye en los esfínteres, en los que se mezclan reflejos del sistema nervioso vegetativo (involuntario) con los movimientos del sistema locomotor (voluntario). Esta musculatura puede sufrir distintas disfunciones; debilidad, contracturas, roturas por sobre estiramiento (no olvidemos que hablamos de músculos) y cualquier alteración que sufra tendrá consecuencias en las funciones de los órganos que contiene.

Aparte de las distintas disfunciones que nos podemos encontrar también podemos sufrir patologías, siendo estas las enfermedades que pueden afectar a un órgano. En este caso debemos acudir al médico.

Debemos estar atentos a las primeras señales que nos hagan sospechar que algo no funciona bien en el suelo pélvico. Por ejemplo si notamos dolores en la zona alterando la dinámica sexual o cambios a la hora de miccionar o defecar. También son indicativas las pérdidas de orina al realizar pequeños esfuerzos con la tos o los estornudos, o si no podemos aguantar los gases.


Trabajadoras de la construcción.
Labores diarias que afectan al suelo pélvico.

En nuestro día a día encontramos factores que pueden perjudicar nuestro suelo pélvico. Algunos no están en nuestra mano poder controlarlos; como la genética. Este factor determinará la calidad de nuestra musculatura (complexión, cantidad de colágeno...) afectando directamente a la calidad de nuestro suelo pélvico.


Hay otros factores que si están en nuestras manos poder controlarlos... más o menos. Por ejemplo el estrés; que generalmente eleva el tono del suelo pélvico provocando disfunciones que, mantenidas en el tiempo, provocarán dolores pudiendo llevar a generar infecciones. Practicar deportes de impacto; pádel, baloncesto... Estreñimiento; al forzar la musculatura hacia abajo puede desplazar los órganos. Esfuerzos laborales; al realizar movimientos inadecuados cargando pesos. Cirugías; ginecológica, proctológica. Y quizá el más común: Embarazo y parto. En este periodo el cuerpo de la mamá soporta un gran peso que debilita el suelo pélvico, su abdomen aumenta de volumen dilatando sus paredes provocando debilidad muscular, cediendo y separándose, haciendo que los órgano se desplacen.

Tras el parto suelen quedar secuelas abdominales. Las más comunes son: Debilidad abdominal; quedando el abdomen flácido y prominente. Diástasis; la musculatura del recto abdominal se abre en el centro y a lo largo. Hernia; produciéndose esta cuando los tejidos durante el embarazo sufren tal distensión que terminan por romperse.

Todas las mamás quieren recuperar su estado físico, y su cuerpo intenta recomponerse de manera natural, volver a su estado antes del embarazo, pero suele quedar una huella física que sin ayuda nunca se termina de borrar. Este es el momento, tras pasar la fase de puerperio, de empezar a hacer ejercicio para rehabilitar del abdomen y suelo pélvico, siempre siguiendo las indicaciones de un profesional. Es muy importante tener paciencia para recuperar el estado físico. Debemos pensar más allá del estado externo de nuestro cuerpo, debemos ser conscientes del trabajo "interno" que debemos hacer, porque si se coge la vía rápida lo más fácil es que se produzcan daños y lesiones.


Impresionante demostración de agilidad.
Si tienes problemas con tu suelo pélvico no hagas ejercicios de impacto.

Está desaconsejado totalmente realizar ejercicios donde se realicen movimientos de impacto (carreras, saltos...) y movimientos bruscos (giros, flexiones de tronco...) bien sea apuntándose a clases en un gimnasio o por cuenta propia, porque no se trata de perder calorías; no funciona así. Otro ejercicio que no se debe realizar son las flexiones de tronco en suelo, las llamadas "abdominales". Este ejercicio debilita el suelo pélvico empujando la vejiga y el útero hacia abajo produciendo el efecto contrario al deseado.

Es complicado explicar que ejercicios convienen y cuales no. Lo mejor es ponerse en manos de un buen profesional (del ejercicio en este caso) que analice y valore el caso adaptando los ejercicios a lo que se puede o no realizar.


El método que más resuena ahora es el método Kegel, por si queréis buscar información en la red. También, si se desea empezar con algo suave y no muy complicado, se puede optar por Pilates.


Haciendo el puente.
Haciendo el puente.

Tanto Kegel como Pilates comparten ejercicios y lo bueno de estos métodos (que consisten en una serie de ejercicios que son más viejos que la tos) es que una vez te los enseñen puedes trabajarlos en tu casa.







Si quieres llevar tu readaptación a otro nivel, para ejercitar y fortalecer todo tu cuerpo (incluyendo la parte media; la faja abdominal con suelo pélvico incluido), recomiendo ejercicios de calistenia (los ejercicios de Kegel y Pilates son una mínima parte de la calistenia), realizar trabajo en suspensión (el conocido TRX, que es una marca comercial) y las pesas rusas (kettelbell).

Una chica realizando ejercicio con la pesa rusa.
Ejercicio con Kettelbell
Una chica realizando un ejercicio con TRX.
Ejercicio con cintas de suspensión (TRX)

Estas herramientas tienen mucho más efecto para fortalecer nuestra musculatura en general, pero tienen una curva de aprendizaje más lenta y complicada, aparte de que necesitarás que el gimnasio disponga de espacio y las herramientas (no todos lo tienen) y algo muy importante; alguien que te enseñe y guíe con seguridad.



Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page