Es con el primer aliento con el que empezamos nuestra vida, con el que nos hacemos libres y autónomos. Y con el último la terminamos. Por esto, respirar bien para vivir mejor, es un principio físico y mental que reclama nuestra atención.
La importancia que el ser humano da a la respiración no es algo moderno. En los relatos y leyendas de casi todas las culturas antiguas, se narra como los Dioses infundieron vida a la materia inerte a través de su aliento. Se veía la respiración como mucho mas que un proceso mecánico y un acto involuntario. Para muchos es el aliento, la respiración, lo que hace del hombre un ser vivo dotado de alma.
La respiración es una de las pocas funciones corporales que realizamos voluntaria como involuntariamente. Y como todo en el Universo, es un ciclo con sus pautas y tiempos, convirtiéndose en un mecanismo, un puente entre el cuerpo y la mente.
Su función fisiológica, mecánica, influye en nuestro estado mental y emocional, porque cuando la cantidad de oxígeno que llega a los pulmones es insuficiente, la sangre no puede oxigenarse correctamente haciendo que nuestros órganos no funcionen bien, favoreciendo estados de ansiedad, provocando fatiga, y hace mas difícil superar los estados de estrés generando descontrol en nuestros pensamientos. Además, una respiración agitada hace que la sangre no pueda purificarse correctamente, provocando que los productos de desecho del metabolismo celular intoxiquen lentamente nuestro organismo.
Mientras que una respiración consciente, lenta y rítmica, aportará a nuestro cerebro el suficiente oxígeno, convirtiendo la respiración en una poderosa herramienta de control que aporta mentalmente; tranquilidad, serenidad y mayor concentración. Y físicamente podemos llegar a mejorar el ritmo cardíaco y con ello la presión y circulación sanguínea, la digestión, el sueño, nuestra postura, y sufriríamos menos o mas mitigadas las cefaleas y migrañas.
También ayuda a mejorar el metabolismo celular, siendo esto de gran importancia, ya que a través de una buena ventilación conseguiremos elevar nuestro nivel de oxígeno en sangre disminuyendo a la vez el anhídrido carbónico. Esta acción incrementa la alcalinidad del organismo disminuyendo por tanto su acidez; asunto crucial para nuestra salud, y tema que abordaré en próximos artículos por su importancia.
¿Cómo respirar?
A pesar de las ventajas que hemos visto, la mayoría de las personas respiran rápido y de modo superficial, infrautilizando la capacidad de sus pulmones, que apenas se expanden. Normalmente, estando tranquilos respiramos unas 17 o 18 veces por minuto, pero si sufrimos estrés o ansiedad podemos llegar a las 30 respiraciones por minuto.
Respirar por la nariz es fundamental para nuestra salud, no solo porque conseguimos controlar nuestra respiración, si no además, porque la naturaleza nos a provisto en la nariz de defensas (glándulas y pelillos) que impiden que entren en nuestro organismo impurezas, polvo e incluso insectos que pueden perjudicar los pulmones. Además las mucosas nasales se encargan de calentar el aire frío.
Por el contrario, si respiramos por la boca durante largos periodos, debilitamos nuestra glándula tiroides, las cuerdas vocales, las amígdalas pueden infectarse, y se ponen en riesgo los demás órganos respiratorios.
Ahora que sabemos la importancia que tiene respirar bien, veamos algunas formas de hacerlo...
Tipos respiración
Respiración superior (clavicular)
Esta respiración la realizan la mayor parte de los occidentales. En ella solamente se mueven las costillas, los hombros y las clavículas, haciendo trabajar solo la parte superior de los pulmones. Es una respiración poco eficiente, que exige mucha energía y sin embargo aporta una cantidad mínima de aire.
Es una respiración que se realiza de manera muy rápida para poder llevar la suficiente cantidad de aire a la parte superior de los pulmones, haciendo que el corazón bombee la sangre de manera muy rápida.
En la mayoría de los casos, esta respiración es consecuencia de comprimir la cintura con cinturones, fajas, ropa ceñida, y estar sentados muchas horas encorvados hacia delante.
Respiración media (intercostal)
Es otra respiración practicada por los occidentales, normalmente por quienes desarrollan un trabajo que obliga a estar de pie o andar. Esta respiración es mas beneficiosa que la superior, porque incluye algo de respiración abdominal, llenando la parte superior y media de los pulmones.
Con la respiración media conseguimos regular la presión sanguínea, haciendo que la circulación sea idónea en nuestro organismo, especialmente en los riñones, la vesícula biliar, hígado, estómago y bazo.
En esta respiración ponemos nuestra atención en las costillas, dejando inmóviles el abdomen y las clavículas, llenando la parte media de nuestros pulmones.
Respiración abdominal (profunda)
Esta respiración se llama abdominal de forma coloquial, pero es mas correcto llamarla diafragmática, porque es el diafragma el que activa la respiración con su movimiento ascendente y descendente, llenando la parte alta, media y baja de los pulmones. El hecho de que se hinche el abdomen es uno de los efectos secundarios.
Es la forma natural de respirar. La tenemos de niños y la vamos perdiendo según crecemos. Es tan natural en nosotros, que es la respiración que adoptamos mientras dormimos o descansamos.
Con esta respiración ayudamos al funcionamiento del corazón llevando gran cantidad de oxígeno a los pulmones promoviendo la oxigenación de la sangre, regulamos los intestinos y nos relaja, bajándonos así la presión arterial alta.
La respiración completa (yóguica)
Esta respiración es un ejercicio clásico de yoga. En ella se unifican las tres respiraciones previas: clavicular, torácica y abdominal. Con ella ponemos en funcionamiento, en gran medida, la totalidad del sistema respiratorio, haciendo que todas las células y músculos se oxigenen correctamente. No hay que confundirla con la respiración diafragmática, ya que la respiración completa, mas que una respiración, es un ejercicio de autocontrol, ya que en todo momento dirigimos el proceso de forma voluntaria.
Este proceso consiste en una sola inspiración en tres fases; empezamos por la respiración abdominal, seguimos con la intercostal y terminamos con la clavicular. Para la espiración realizaremos el proceso contrario.
Las personas no acostumbradas al ejercicio físico deben practicar, al principio, este tipo de respiración con moderación, ya que al no estar habituadas a usar el abdomen de esta manera, puede generar trastornos digestivos pasajero.
Respiración profunda con retención de aire
La respiración profunda con retención de aire es una técnica que puede ser útil en situaciones en las que uno está muy activado, acelerado. El hecho de respirar mas profundamente y retener el aire es para estimular el nervio vago, la rama principal del sistema nervioso parasimpático. Este es el encargado de reducir la activación cuando esta es demasiado intensa o prolongada.
Es una respiración muy lenta en la que solo se respira tres veces por minuto, de forma regular y con el diafragma; pero implica retener el aire durante unos segundos y es más profunda que la controlada.
Espero que la información os sea útil.
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