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Extremidades dormidas; parestesia.

La palabra "hormigueo" es muy apropiada para describir las sensaciones que percibimos cuando “se nos ha dormido” alguna extremidad, porque realmente sentimos que cientos de hormigas están andando sobre nuestro brazo o sobre nuestra pierna; estamos sufriendo lo que se conoce como un ataque de parestesia temporal.


La parestesia temporal o transitoria es un fenómeno neurológico, que principalmente afecta a brazos, manos, piernas y pies y cuyo principal síntoma es el entumecimiento; que es la pérdida parcial o total de sensibilidad del miembro acompañado de hormigueo, picor y debilidad.

Una persona con entumecimiento puede ser incapaz de sentir el tacto ligero, el dolor, la temperatura, la vibración o desconocer en qué posición están partes de su cuerpo.

Cuando la persona desconoce la posición de partes de su cuerpo, tiene problemas de equilibrio y de coordinación.


Esto suele ocurrir cuando hemos estado un buen rato manteniendo una postura extraña pinzando un nervio, haciendo una presión continuada sobre él.


Normalmente esta sensación tan desagradable es inofensiva y acaba desapareciendo después de un rato, pero hay otras posibles causas por las que podría aparecer la parestesia, siendo síntoma de algo más grave. Cuando aumenta la intensidad y la frecuencia de este “hormigueo”, entonces podemos estar frente a un caso de parestesia crónica y entonces sí que es necesario recibir asesoramiento.


Muchas personas utilizan erróneamente el término entumecimiento cuando tienen sensaciones anormales como hormigueo, picazón, o una sensación de pinchazos, o cuando un miembro se siente débil o está paralizado, tal vez en parte porque las personas que padecen entumecimiento a menudo también tienen esas sensaciones y síntomas anormales. La presencia de otros síntomas depende de la causa del entumecimiento.


Si el entumecimiento ha estado presente desde hace mucho tiempo, sobre todo en los pies, puede ocasionar otros problemas. Se puede tener dificultad para caminar y conducir, y se puede ser más propenso a las caídas. Pueden no notarse las infecciones, llagas en los pies (úlceras) o los traumatismos, porque se pierde la capacidad para percibir el dolor. En este caso, el tratamiento puede retrasarse.


Vías de la sensibilidad

Para que una persona perciba las sensaciones con normalidad, los receptores sensitivos (terminaciones nerviosas especializadas) deben detectar información de la piel y del resto del cuerpo. Estos receptores deben entonces enviar una señal que se transmite a lo largo de la siguiente ruta:

  • A través de los nervios sensitivos (nervios que se extienden desde la piel hasta la médula espinal)

  • A través de las raíces nerviosas espinales, formadas por la unión de nervios sensitivos para formar ramas cortas gruesas que pasan hacia el interior de las vértebras para conectar con la médula espinal.

  • En dirección ascendente en la médula espinal pasando a través del tronco del encéfalo

  • Hasta la parte del encéfalo que percibe e interpreta estas señales (cerebro).

En algunas partes del cuerpo, la ruta incluye un plexo o la cola de caballo.

Los plexos son redes de fibras nerviosas sensitivas y motoras, que transportan las señales desde el cerebro y la médula espinal a los músculos y otras partes del cuerpo. En los plexos, estas fibras nerviosas se combinan y ordenan para dirigirse a un área particular del cuerpo. Las fibras luego se ramifican desde el plexo para convertirse en los nervios periféricos.


En el tronco se localizan cuatro plexos nerviosos que derivan en la columna.

  • Plexo cervical; proporciona conexiones nerviosas a la cabeza, el cuello y los hombros.

  • Plexo braquial proporciona conexiones al tórax, los hombros, los brazos, los antebrazos y las manos.

  • Plexo lumbar proporciona conexiones a la espalda, el abdomen, las ingles, los muslos, las rodillas y las pantorrillas.

  • Plexo sacro (cola de caballo) proporciona conexiones a la pelvis, las nalgas, los genitales, los muslos, las pantorrillas y los pies.


Debido a que los plexos lumbar y sacro están interconectados, algunas veces se hace referencia a ellos como plexo lumbosacro.


Tipos

Los trastornos de la sensibilidad se dividen en dos grupos:

Trastorno por defecto

  • Hipoestesias: disminución de la sensibilidad definida por los pacientes como “acorchamiento” o “falta de tacto”.

  • Anestesia: ausencia completa de sensibilidad.

  • Hipoalgesia: disminución de la sensibilidad al dolor.

Trastorno por exceso

  • Hiperestesias: percepciones aumentadas de estímulo.

  • Disestesias: sensaciones desagradables o anormales con o sin estímulos presentes.

  • Parestesias: sensaciones anormales sin estímulo previo, descritas por los pacientes como “hormigueos” o “miembro dormido”.

Dentro de las parestesias, podemos definir dos tipos diferentes:

  • Parestesia temporal: son aquellas parestesias en las que las alteraciones son transitorias, durando unos segundos o minutos. La gran mayoría de parestesias son de este tipo.

  • Parestesia crónica o patológica: se trata de parestesias que duran más en el tiempo y que ocurren más frecuentemente. Pueden ser fruto de alguna enfermedad o condición, por lo que se recomienda consultar a un profesional sanitario si las parestesias tienen mayor duración y frecuencia.

Causas posibles

La causa más común de la parestesia es ejercer presión sostenida sobre un nervio, y normalmente va desapareciendo cuando se deja de presionar. La parestesia es habitual cuando dormimos toda la noche sobre el mismo brazo o cuando, por tiempo prolongado, tenemos las piernas cruzadas. En este caso se reduce o bloquea el suministro de sangre a los nervios, como ocurre con la vasculitis, o en el encéfalo como consecuencia de un accidente cerebrovascular.


Pero también hay otras causas mas graves, las cuales se deben tener en cuenta. Por ello es aconsejable acudir a un especialista al notar algún síntoma de los que se detallan a continuación por ser motivo de preocupación:

  • Entumecimiento que comienza repentinamente (en cuestión de minutos u horas)

  • Debilidad que comienza de forma repentina o rápidamente (en cuestión de horas o días)

  • Adormecimiento o debilidad que se extiende rápidamente hacia arriba o hacia abajo, afectando progresivamente a más partes del cuerpo

  • Dificultad respiratoria

  • Adormecimiento en los muslos, las nalgas, los genitales y el área situada entre ellos (silla de montar) y la pérdida de control de la vejiga y del intestino (incontinencia).

  • Entumecimiento a ambos lados por debajo de un nivel específico del organismo (como por ejemplo por debajo de la parte media del tórax)

  • Entumecimiento de todo el brazo o de toda la pierna

  • Pérdida de la sensibilidad en la cara y el torso

  • Pérdida de sentido.

Hemos visto los síntomas, ahora veamos algunas de las causas más comunes donde la parestesia suele aparecer.


Síndrome del túnel carpiano

Los movimientos repetitivos realizados con los dedos hacen que el canal del túnel carpiano se inflame. Cuando el nervio se queda atrapado en el túnel de la muñeca, se produce este hormigueo en las manos. Es una afección bastante común en programadores, escritores, músicos, etc.

Codo de tenista

Al igual que ocurre con el túnel carpiano, el codo de tenista lo sufren más las personas cuyas actividades les hacen usar el codo de manera repetitiva. La inflamación y tensión en el tendón da lugar a la parestesia en la mano o el brazo.

Migraña

En torno a un 15 % de las personas que padecen de migraña tienden a sufrir este cosquilleo cuando experimentan una crisis. Es un hormigueo que suele comenzar en una mano y asciende por el brazo y la cara. En algunos casos puede llegar incluso a ser doloroso.

Afecciones cerebrovasculares

Son la causa más peligrosa por las que podría manifestarse la parestesia. Suele ser uno de los síntomas de que vamos a sufrir un ictus, aunque no se presenta sola. Suele venir acompañada de confusión, trastornos del habla y la visión, dolor de cabeza, etc. En estos casos es mejor actuar rápido y acudir a un centro de urgencias tan pronto como sea posible.

Alteraciones en la circulación sanguínea

Un riego sanguíneo débil hace más probable la aparición de la parestesia. En estos casos conviene hacer ejercicio, mantener una dieta equilibrada y reducir el estrés, así como evitar el consumo de tabaco y alcohol; que son las causas controlables más comunes de los problemas de circulación.

Neuralgia del plexo braquial

Es una inflamación del tejido circundante al plexo braquial, que es la red de nervios que se encarga de enviar señales desde la médula espinal hasta las extremidades superiores. Esta inflamación puede ocasionar un fuerte dolor seguido del entumecimiento y hormigueo en las manos. Lo recomendable en estos casos es tratar de mantener el movimiento en la zona.

Nervio pellizcado o radiculopatía

La radiculopatía es un nervio pellizcado en la columna vertebral. Se produce con cambios en los huesos circundantes y cartílagos por desgaste, o por lesión. Estos cambios pueden causar presión sobre una raíz nerviosa. Una raíz nerviosa es la parte de cada nervio espinal que sale de su médula espinal y pasa por una abertura en su columna vertebral.

Cuando sus raíces nerviosas se comprimen, pueden inflamarse, causando entumecimiento, debilidad y dolor. El tratamiento oportuno y apropiado puede reducir estos síntomas.

Disco herniado

La columna vertebral está compuesta por una columna de huesos llamada vértebras, que están amortiguadas por pequeñas almohadillas de cartílago llamadas discos. Estos discos absorben el choque y permiten que la columna vertebral se mueva. Los discos tienen dos capas: una capa interior, llamada núcleo, y una capa externa, llamada anillo. Una hernia de disco es una condición que se produce cuando el núcleo empuja a cabo a través del anillo y comprime una de las raíces nerviosas en la columna vertebral. Cuando el nervio se comprime, puede causar debilidad o entumecimiento que comienza en la espalda y viaja por la longitud de la pierna.

Estenosis espinal

La estenosis espinal es una condición en la cual la columna vertebral se estrecha y comienza a comprimir la médula espinal. Este proceso suele ser gradual. Si el estrechamiento es mínimo, no se producirán síntomas. Demasiado estrechamiento puede comprimir los nervios y causar problemas. La estenosis puede ocurrir en cualquier parte de la columna vertebral. La cantidad de la columna vertebral afectada puede variar.

Espondilosis cervical

Espondilosis cervical, también conocida como osteoartritis cervical o artritis del cuello, es una afección común relacionada con la edad que afecta las articulaciones y los discos en el cuello. Se desarrolla a partir del desgaste de cartílago y los huesos que se encuentran en la columna cervical.

Esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica que afecta al sistema nervioso central. El sistema inmunitario ataca a la mielina, que es la capa protectora alrededor de las fibras nerviosas. Esto causa inflamación y tejido cicatricial, o lesiones. Esto puede hacer que sea difícil para su cerebro enviar señales al resto de su cuerpo.

Dos de los síntomas más comunes son la fatiga y la dificultad para caminar.

Diabetes

Algunas personas con diabetes desarrollan un tipo de daño en los nervios llamado neuropatía diabética. La neuropatía diabética puede causar entumecimiento, hormigueo y dolor en los pies y, cuando es grave, también en las piernas.

Síndrome del túnel tarsal

El síndrome del túnel tarsal ocurre por la compresión, contracción o daño de un nervio que corre por la parte posterior de la pierna y a lo largo del interior del tobillo y hacia el pie.

El túnel tarsal es un espacio angosto en el interior del tobillo. Las personas con síndrome del túnel tarsal suelen sentir entumecimiento, ardor, hormigueo y dolor punzante en los tobillos, talones y pies.

Enfermedad arterial periférica

La enfermedad arterial periférica (EAP) hace que las arterias de sangre periféricas en las piernas, brazos y el estómago se hagan más angostas, reduciendo la cantidad de sangre que pueden bombear y reduciendo el flujo sanguíneo. Las piernas son una de las partes del cuerpo que más afecta la EAP.

La mayoría de las personas con EAP experimentan dolor y calambres en las piernas y las caderas al caminar o subir escaleras. Algunas personas con EAP también tienen entumecimiento y debilidad en las piernas.

Los síntomas de EAP suelen desaparecer después de unos minutos de descanso.

Tumores u otros crecimientos anormales

Los tumores, quistes, abscesos y crecimientos benignos (no cancerosos) pueden poner presión sobre el cerebro, la médula espinal o cualquier parte del cuerpo. Esta presión puede restringir el flujo de sangre a las piernas y los pies, causando entumecimiento.

Consumo de alcohol

Las toxinas en el alcohol pueden causar daño neurológico que se asocia con el entumecimiento, especialmente en los pies.

Este tipo de daño neurológico está relacionado con niveles reducidos de vitaminas B, como B-1 (tiamina), B-9 (ácido fólico) y B-12, causados por el consumo excesivo de alcohol.

Fibromialgia

La fibromialgia es una afección crónica o prolongada que causa dolor corporal generalizado, molestia y sensibilidad. Algunas personas con fibromialgia también experimentan entumecimiento y hormigueo en las manos y los pies.

La mayoría de las personas con fibromialgia experimentan varios síntomas que incluyen:

  • rigidez y dolor sin razón aparente, especialmente en la mañana o después de acostarse

  • agotamiento crónico

  • problemas de memoria y dificultad para pensar con claridad, a veces llamado niebla mental o fibroniebla.

  • síndrome de piernas inquietas

Casi todas las personas con fibromialgia tienen síntomas en más de una parte de su cuerpo durante al menos 3 meses seguidos. Si el entumecimiento en las piernas y los pies no está acompañado de ningún otro síntoma o no es prolongado, es poco probable que sea causado por fibromialgia.

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